elfuturonoexiste

el siguiente segundo ya es presente

Música

Música

Música

Recordando al papa en su inocencia

Los minutos pasan despacio.

La espera se hace eterna.

En un breve momento las teclas se moverán al son.

Veinte dedos ágiles, virtuosos…

Padre e hijo unidos por el lazo de la música.

En mi interior alegría.

Escuchándolos por primera vez.

Mi corazón infartado palpita en la espera.

Late acelerado de pasión por escuchar música cubana de verdad.

Tocada por dos monstruos de los teclados.

¡Ya salen! Sé que voy a gozar…

———————————————————————————————————–

¡Un conciertazo!…

El virtuosismo de un hombre de noventa años con el alma joven.

Y el ímpetu de un hijo que se ha convertido en maestro junto a su padre.

Lágrimas negras han llovido de mis ojos al sentirlos.

Una descarga eléctrica me ha subido de los pies a la cabeza.

Imágenes como flashes han pasado por mi mente.

El pensamiento ha volado hacia mi padre.

Hacia la inmensa tristeza en mi corazón al verlo tan desvalido.

Tan apagado en su enfermedad que secuestra sus recuerdos.

Emoción suprema al terminar el concierto.

Viendo salir del escenario a padre e hijo cogidos de la mano.

De mis ojos han brotado lágrimas que venían del corazón.

Momentos sublimes me han dado esos dos maestros del piano.

Con el recuerdo siempre presente de los momentos pasados y presentes.

Vividos junto a mi padre.

Gracias Bebo. Gracias Chucho.

Qué gran familia los Valdés, cubanos de una Cuba linda.

————————————————————————————————

Música en la sala, dos pianos…

Música en la sala, dos pianos.

Padre e hijo frente a frente.

Se aplauden mutuamente.

Maestro-discípulo, discípulo-maestro.

Sería irreverente juzgar cual mejor.

Una maravilla oírlos tocar.

Las notas vibrando en mi interior.

¡Una descarga de oxitocina tan grande!…

La mente invadida de recuerdos.

Fluyendo como un torrente que cae por un salto de agua.

Furia musical, dos grandes maestros tocando a la par.

Padre e hijo en simbiosis total como uno solo…

———————————————————————————————————–

La música en mí

La capacidad de la música a la hora de emocionar es tan potente que los sentidos se unen transportándote a otros mundos dentro de este.

Me sorprende sobremanera la necesidad del hombre antiguo de comunicarse con sus congéneres a través de la música.

Es como si con el sentimiento que tocaban sus melodías quisiesen comunicarse con la divinidad en la que creían.

Por eso considero la música algo sagrado desde tiempos ancestrales.

El poder llegar a un nivel superior con tan solo escucharla es fantástico y maravilloso.

Cuando la escuchas y no importa el género te puede llevar a fantasear y vibrar con el momento.

Puedes abstraerte de lo cotidiano, acariciando con las manos el aire que respiras sumergiéndote en el ritmo comenzando a bailar.

Pensar en todo y en nada a la vez, sumiéndote en la relajación extrema.

Amar a una persona, hacerle el amor, sentir lo sublime…

Pocas veces te causa rechazo, siempre hay un género para cada momento ya que la música es universal.

Admiro a los músicos. Tanto a los que componen como a los que tocan. Su imaginación y su virtuosísimo son fascinantes.

Como llegan a lo más profundo de uno mismo juntando notas musicales si estás dispuesto a escucharlas atentamente.

Concentrando en lo que oyes puedes ver y hasta volver a sentir momentos pasados.

Rescatarlos de la memoria más antigua para volar con tus pensamientos al país de la relajación, idear, escribir versos.

Yo me abstraigo totalmente y encuentro la inspiración oyendo a Bebo, Chucho y El Cigala en la “Escullera del Port Olimpic” de Barcelona viendo romper las olas.

Con oleaje o sin él, con viento o con suave brisa, soleado o nublado…

No importa como este el día siempre sale algo de mi interior escrito con el corazón.

Algunas veces solamente sentado contemplando la mar haciendo volar la imaginación llego a una extraordinaria relajación.

Como si el tiempo se parase, pierdo la noción pareciéndome el momento eterno y vuelo…

Vuelo alto en lo más profundo de mi interior.

Deja un comentario